Consejos para escribir

Y yo me pregunto…

¿Has visto morir una mosca? (o 5 consejos para empezar a escribir)

Y tú dirás, ¿5 consejos para escribir qué tiene que ver con la muerte de una mosca? Espera y te cuento, ¡te aseguro que sí tiene que ver!

Marguerite Duras (Premio Goncourt, 1984) escribió un bellísimo ensayo llamado Escribir. En 8 páginas de las 43 de ese ensayo Duras nos habla, precisamente, sobre la muerte de una mosca. Describe con minuciosidad y con su dominio de la escritura el proceso que inicia con el golpeteo repetido de la mosca contra un ventanal, la menciona en la relación de la misma Duras con la muerte y con otros episodios de su vida, hasta terminar con el fechamiento de la muerte de la única mosca de la que hay tal registro. Al menos ella lo señala así. ¿Imaginaste alguna vez que eso podría ser interesante para alguien?

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Primer consejo para escribir: Todos tenemos algo que contar

Este sería mi primera recomendación si quieres empezar a escribir: admitir que todos, tú y yo entre esos todos, tenemos algo que contar. Quizá el primer elemento que debes considerar a la hora de pensar en escribir es precisamente el reconocer que siempre hay algo sobre lo que puedes escribir. Que no se trata de encontrar primero el Gran Tema, de esperar el milagro de que llegue a tu cabeza una trama de la dimensión de los 100 Años de Soledad del Maestro García Márquez para que valga la pena sentarte horas y horas, con la certeza personal de que al final del camino te espera el reconocimiento al gran escritor que eres, en medio de todos los aplausos del mundo. No esperes a que llegue a ti la Gran Historia. En este momento tú ya tienes algo para contar

Nuestra vida, por sencilla, rutinaria o aparentemente sin cosas interesantes que compartir siempre tiene algo que puede permitir desovillar el hilo de la palabra, convirtiendo nuestra escritura en un espejo en el que otra persona puede vivir momentáneamente la alegría o el dolor o el amor o el miedo, o incluso la angustia sin que nuestro lector imaginado tenga que ser el que sufra en carne propia lo que se vive en esas historias.

Segundo consejo para escribir: La escritura forma parte de todos nosotros.

La historia de la escritura se remonta a la antigua Mesopotamia, 3000 a.c., ahí aparecen los primeros registros, aunque se reconoce a los egipcios como padres de la escritura que dieron al mundo ese inapreciable regalo. La escritura es nuestra herencia como humanidad. La escritura nos permite conocer el pasado, reflexionar sobre lo conocido y lo cognoscible, adelantarnos a lo que puede pasar, reflexionar sobre el mundo y la vida, saber de los demás, comunicarnos con el mundo y, de manera especial, con nuestros seres queridos. Nos permite pensar y nos hace ser. Es nuestra.

El problema en relación a la escritura creativa es que, en muchas ocasiones, pensamos que eso no es para nosotros. Que solamente otros son los privilegiados que pueden escribir. Un principio esencial es saber que la escritura nos pertenece, que no se trata solamente de pensarla en situaciones de uso pragmático, sino que podemos reconocernos en esta grandiosa herencia cultural y hacernos de ella para poder mostrarnos al mundo desde la creatividad. Todos podemos (si queremos) escribir, precisamente porque la escritura es, insisto, nuestra.

Tercer consejo para escribir: Escribir porque queremos hacerlo

Es cierto que, en muchas ocasiones, cuando escribimos lo hacemos pensando en quién nos va a leer, a qué ojos llegará esa parte de nuestra intimidad, de ese develamiento de lo que pensamos y sentimos. Esto se convierte en una limitante. Vamos a escribir porque queremos hacerlo. Vamos a escribir porque queremos decir algo, sin restricciones, sin censura. Vamos a escribir porque eso sentimos y pensamos y así lo sentimos y pensamos.

Es evidente que el dominio de la escritura, el aprendizaje de las reglas, figuras literarias y formas de escritura, también se van dando al parejo con la práctica cotidiana. Al leer, aprendemos a escribir, al escribir reconocemos lo que nos falta y vamos abrevando en las fuentes que el mismo interés nos marca, y en textos y sitios, como lo hacemos ahora aquí, que nos den elementos para cada vez tener mayor competencia que potencie el desarrollo de nuestra creatividad y sensibilidad.

Es cierto que hay un momento importante que se da más adelante, cuando podemos pensar en el lector desde la competencia literaria, desde el diálogo que permite decir lo que queremos decir, pensando acercarnos a ese gran otro que es nuestro lector (público infantil, juvenil, adulto, especializado, fácil o difícil) y que desde ese acercamiento pretendemos anticipar la resonancia que puede tener nuestro texto en esos otros oídos. Pero después de todo, de lo que se trata es de escribir.

Cuarto consejo para escribir: Inventar formas de ver el mundo

“En lugar de leer tanto, mejor vive”. Frase que escuché, como muchos otros lectores voraces, en mi adolescencia. Esto me hizo reflexionar sobre qué significaba la lectura en relación con la vida. Al final de cuentas mi descubrimiento adolescente fue que la lectura me abría muchas ventanas para entender formas de vida, situaciones, lugares, caracteres, que regresaban a mí para comprender desde otros ángulos lo que pasaba en mi entorno cotidiano e inclusive dentro de mi misma. Eso me daban los escritores. Es decir, el que escribe construye realidades diferentes, aún cuando su escritura sea histórica, biográfica o realista. La clave es la palabra creación. Crear, esa facultad divina, esa que nos hace situarnos en la posibilidad de lograr lo imposible: salir de la condición irrevocable de la materialidad para reconocer que lo imposible se hace posible. Cuando escribes das contundencia a tus líneas de pensamiento, te permites cribar tus ideas pues las tienes que desarrollar a través del hilo de la palabra.

¡Y quinto consejo para escribir!: Desarrollar el oficio de escribir

Me gusta pensar en la escritura como un oficio. Es decir, como una práctica que debe darse de manera cotidiana, con disciplina, con horario, con compromiso. Como una cita de amor de la que depende nuestra vida. Todo mundo nos habla, por ejemplo, de la disciplina del ejercicio físico, de la necesidad de la constancia para obtener resultados. Pero cualquier actividad humana que nos parezca valiosa, interesante, trascendente para nuestra vida, exige exactamente lo mismo. Un cantante sale al escenario un día, pero ese día su voz brilla porque todos los días vocaliza. Un pianista, un maratonista, un pintor… el resultado tiene que ver con horas y horas previas de prácticas, ensayos, bocetos, desgarres, desvelos, desmañanadas, soledad…

Así es también el oficio de escribir. Es tiempo dedicado a ello, con horario. A veces la imaginación nos lleva a pensar que vamos a escribir cuando estemos inspirados, quizá con una copa de vino y una sugerente media luz. Siento decirte que no es así. Hay que ponerle horario, un lugar propicio y condiciones de posibilidad. Me gusta esta cita de Sthepen King, quien, como ya sabes, fue un prolífico escritor (61 novelas, siete libros de no ficción, alrededor de doscientos relatos, 21 guiones cinematográficos, entre otros trabajos más). Esto respondió cuando le preguntaron que si creía que existía una musa que le inspiraba para escribir. Él contestó:

Hay una musa, pero no va a bajar porque sí, revoloteando en medio de tu sala de escritura creativa ni dispersará polvo de hadas por todas partes, ni sobre tu máquina de escribir… Tu trabajo es asegurarte de que la musa sabe dónde vas a estar todos los días a partir de las nueve hasta el mediodía o de siete a tres. Si ella lo sabe, te aseguro que tarde o temprano va a empezar a aparecer mordiendo su cigarro y haciendo su magia.

Ahora bien, ¿qué te parecieron los cinco consejos para escribir? ¿puedes detenerte y pensar lo que cada uno de ellos dice para ti?

  1. Todos tenemos algo que contar.
  2. La escritura forma parte de nosotros.
  3. Escribir porque queremos hacerlo.
  4. Inventar formas de ver el mundo.
  5. Desarrollar el oficio de escritor.

Cinco consejos, cinco sugerencias entre muchas otras que puedes encontrar. Porque a la hora de escribir, entre tantos textos de todo tipo, entre tantas reflexiones, lo que queda es que cada escritor tiene algo que decir pues es su experiencia la que habla desde una práctica social que se enmarca de manera irreductible en una acción personal, en un ejercicio solitario en el que el sujeto se encuentra consigo mismo y se atreve a develarse en su escritura ante los demás. Estos son mis cinco. No son los únicos para mi, pero me parece que son algunos de los que pueden generalizarse y al proponerlos esperar que tú que me lees en este momento, puedas quizá reconocerte un poco en ellos, y, sobre todo, empezar a escribir. Me encantará leer tus comentarios.

Los que escriben te cuentan qué es escribir (*)

  1. Gabriel García Márquez. Hay que empezar con la voluntad de que aquello que escribimos va a ser lo mejor que se ha escrito nunca, porque luego siempre queda algo de esa voluntad.
  2. Gabriella Campbell. Sé un sádico. Haz que a tus personajes les pasen cosas terribles. Es en su lucha donde el lector encontrará su entretenimiento.
  3. Octavia Butler. Olvida la inspiración; el hábito es mejor. El hábito te mantendrá activo, estés inspirado o no. El hábito te hará llegar al final de tu novela y pulirla. La inspiración, no. El hábito es la persistencia puesta en práctica.
  4.  J.K. Rowling. Debes acostumbrarte al hecho de que gastarás muchos árboles antes de que escribas algo que realmente te guste, y así es como debe ser. Es como aprender a tocar un instrumento musical. Debes estar para tocar las notas equivocadas ocasionalmente o muy seguido, porque escribí muchas cosas malas antes de escribir algo con lo que estuviera contenta.
  5. Asha Dornfest. Creo que los nuevos escritores se preocupan demasiado porque todo se ha contado antes. Seguro que sí, pero no por ti.
  6. Anton Chejov. El arte de escribir está en decir mucho con pocas palabras.
  7. Pearl S. Buck. No esperes a que cambie tu estado de ánimo, tu mente debe saber que tiene que ponerse a trabajar.
  8. Úrsula K. Le GuinLee los clásicos, lee a los grandes. Fueron Borges e Italo Calvino los que me hicieron plantearme: “Eh, mira lo que hacen, ¿podría hacer yo algo así?
  9. Miguel de Cervantes. En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle sentido a nuestra existencia.
  10. Joyce Carol Oates. Lee, observa, escucha intensamente. Como si tu vida dependiera de ello.

    (*) Seleccionados de http://www.eduardonorte.com/2018/03/escribir-es-siempre-protestar-y-otras.html

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